En la búsqueda de ofrecer a nuestros peques un lugar de juego exterior y adaptado a sus necesidades hemos decidido añadir dos elementos en nuestro patio. Por un lado, una casita de madera y por otro una jardinera llena de flores para recrear un jardín de mariposas.
¿Por qué incluir una casita de juego?
Desde que la pusimos, la casita de madera se ha transformado en uno de los elementos principales de nuestro patio. Es un lugar ambivalente que los niños utilizan para realizar muy diversas actividades.
Este tipo de casitas de madera aportan intimidad al juego de los niños convirtiéndose en un lugar para ellos mismos. Les permite crear su propio mundo haciendo volar su imaginación y creatividad.
Son parte principal del juego simbólico, pudiendo transformarse en cualquier momento en: una tienda, una lavandería, una cafetería, una casa propia, un colegio, una floristería… etc. Se transformará en aquello que quieran en el momento que consideren y esto permitirá que puedan descubrir el mundo que les rodea cuando se ponen en el rol de cada «escenario».
Las casitas invitan al juego activo llamando a los niños a la acción, es un lugar donde entrar, salir, abrir las ventanas, cerrarlas, montar alguna actividad dentro de ella, leer en su interior…
El hecho de entrar en un habitáculo pequeño, con una altura más acorde a la altura de los niños, les hace sentirse más seguros y rápidamente la consideran algo propio y la adpotan como algo personal.
Si dejamos dentro del la casita una buena selección de libros será una estupenda forma de fomentar la lectura, ya que se transformará en el lugar perfecto para leer en el jardín.
Otra de las ventajas de que la casita sea un espacio personal es que indirectamente se sentirán más responsables de ella y de su mantenimiento.
Las casitas ayudan a desarrollar sus habilidades sociales, y es un lugar idóneo para crear vínculos entre hermanos, amigos y familia.
Se puede transformar también en un lugar idóneo para guardar sus juguetes o herramientas de jardín para evitar que se mojen si llueve.
Esta casita que podéis ver en estas fotos es la casita Scandi de La Tienda de la Familia. Es una casita realizada en madera de cedro que es una madera que no se astilla y que de forma natural que ofrece una buena resistencia para el exterior. El techo es de betún impermeable y no filtra nada de agua al interior, esto lo tenemos comprobadísimo porque desde que la tenemos montada ha llovido bastante y no ha entrado ni una gota.
Un jardín de mariposas paso a paso para los niños
Si nos seguís de hace tiempo sabréis que nos encanta que nuestros hijos tomen conciencia de la naturaleza haciéndoles partícipes de ella, así que en esta ocasión decidimos hacer un jardín de mariposas para que ellos pudiesen cuidarlo y con suerte, poder observar las mariposas que se sientan atraídas.
Un jardín de mariposas es un espacio en el que plantamos una gran variedad de flores de diferentes tipos, tratando de buscar aquellas especies de flores que puedan atraer especialmente a las mariposas. Las mariposas suelen buscar flores en racimos o grandes agrupaciones de flores, ya que son ricas en néctar. Existen sobres con una mezcla específica de semillas de flores que atraen a las mariposas, nosotros decidimos plantar algunas flores ya crecidas que compramos del vivero para poder disfrutar de ellas durante esta esta primavera.
Nuestro objetivo es atraer a las mariposas para poder disfrutar de su visita, pudiendo observarlas y ver cómo se comportan, y si tenemos suerte, que incluso puedan poner sus huevos y poder ver en directo el ciclo de vida de las mariposas.
Para plantar nuestro jardín de mariposas hemos utilizado una jardinera del mismo diseño que la casita y la mesa picnic de experimentación que os enseñé en este post, de este modo han quedado todos estos elementos en consonancia.
La jardinera es de madera y tiene varios agujeros de drenaje para dejar pasar el exceso de agua.
Para proteger la madera del contacto de la tierra lo que hicimos fue forrarla con tejido geotextil que fijamos con la grapadora eléctrica.
En primer lugar echamos una fina capa de grava volcánica para mejorar el drenaje de las plantas. Después echamos una capa de arena y luego ya pusimos el substrato, en esta ocasión usamos substrato de huerto y frutales Compo, que es un substrato de calidad y aunque sea específico para huerto es también perfectamente válido para otro tipo de plantas.
Esta es una de las partes favoritas de los peques ya que les encanta usar las palas para rellenar la jardinera.
Cuando ya teníamos una buena capa de substrato elegimos bien el orden que queríamos para las plantas que habíamos comprado en el vivero.
Con mucho cuidado hicieron los agujeros sobre la tierra para ir colocando las plantas. Otra de sus partes favoritas, es coger con cuidado la plantas, quitar la maceta y ponerla en la tierra.
Una vez hecho todo esto nos faltará regar con abundante agua.
En los días siguientes también pusimos un poco de humus líquido para dar alimento a las plantas:
Después de esto ya tenemos listo nuestro jardín de mariposas y tan solo nos queda esperar que las mariposas quieran visitarnos ¡¡Deseadnos suerte!!